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Foto: Internet

Inescrupulosos echan mano de componentes de procedencia dudosa y prometen mejorar el aspecto físico de personas insatisfechas con su apariencia y por lo general lo hacen en lugares que no cumplen con los requisitos minimos de asepsia.

«Si hubiera conocido los riesgos jamás me habría atrevido a someterme a ese procedimiento», dice con lágrimas contenidas Cristina, universitaria de 22 años, que tras reunir dinero durante seis meses, acudió a un centro estético a inyectarse los glúteos y ponérselos «como Chiquinquirá Delgado. Esa fue la promesa».

Sin embargo, hoy lo que le sobran son problemas, debido a que el material utilizado no agarró la forma deseada, y en vez de exhibir unos glúteos voluptuosos, «parece que tuviera un pañal mal colocado. Lo peor es que a la semana fui al mismo local y no había nadie. No sé qué me inyectaron, pero el médico al que acudí posteriormente me dijo que difícilmente podrá extraerlo debido a que está adherido al músculo».

Como este relato son cada vez más los que se escuchan entre las paredes de los consultorios médicos, según lo refirió la cosmiatra Teresa Guerra, quien agregó que «he visto cualquier cantidad de desastres cuando vienen las mujeres a hacerse los drenajes linfáticos». -Hay situaciones como la relatada, debido a que el material se inyecta líquido, pero apenas hace contacto con la piel se solidifica y no queda como se pretende; en otros casos, genera reacciones adversas, otras más produce granulomas y no faltan quienes, al año de la inyección presentan huecos similares a los que tienen las mujeres que sufren de celulitis severa.

Ignorancia vs lucro

Para la entrevistada esta problemática se ha visto incrementada significativamente debido a dos factores fundamentales: «la gente no se documenta al momento de someterse a los procedimientos estéticos, pues suelen dejarse llevar por la recomendación de alguna supuesta amiga, que no sólo hace alarde del buen trabajo, sino del bajo costo; y el otro factor está vinculado a la gran cantidad de médicos inescrupulosos, que ni siquiera son cirujanos plásticos, sino que hicieron algún curso y manejan sustancias de dudosa procedencia para lucrarse rápidamente, pues en un día pueden atender, como mínimo, a cinco personas».

Guerra citó al doctor Daniel Slobodianik Correa, cirujano plástico de la ciudad de Caracas, recientemente entrevistado por un medio nacional, quien detalló que el material aprobado para este tipo de operaciones es el colágeno, cuyo cc cuesta entre 1.000 y 1.500 bolívares fuertes. «Para poder inyectar un glúteo, con colágeno se necesitan entre 250 a 500 cc por glúteo, lo que equivale a 80 mil bolívares aproximadamente; sin embargo, la gente, deseosa de lucir bien con poco esfuerzo y sin gastar demasiado dinero, se inyecta los glúteos en la calle por 4 mil bolívares, porque lo que usan es polimetilmetracrilato», advierte.

El médico (uno de los pocos alarmados de las secuelas de inyectarse los glúteos con materiales de procedencia dudosa), recuerda que las prótesis son hechas de polimetilmetracrilato recubierto con silicón para evitar el contacto directo con el organismo (caso de las prótesis mamarias). «Los biopolímeros inyectables, en cambio, son introducidos directamente en el cuerpo humano. Por ser líquidos pueden migrar a cualquier parte del cuerpo, incluso al torrente sanguíneo causando embolias o la muerte en el mismo momento de su aplicación».

«La aparición de las complicaciones ocurre en el 100% de las pacientes aunque varían en la gravedad. La única forma de extraerlo la sustancia es con cirugía, pero es muy difícil que se pueda sacar completamente», explica.

Espejo peligroso

Guerra considera que en el país hay una obsesión por ser bella sin esforzarse. «Las personas están dejando los métodos tradicionales y el ejercicio, porque, aunque son efectivos, tardan cierto tiempo en ofrecer resultados; mientras que, de esta manera, creen que lucirán como su estrella favorita de televisión en cuestión de horas».

-Esto se ve alimentado por las actrices de televisión que constantemente se repotencian en los quirófanos, y pocas son las que hablan de los riesgos sufridos, como fue el caso de Alejandra Guzmán que puso en el tapete el tema, pues casi pierde la vida al inyectarse los glúteos. A esto se le suma que los inescrupulosos, tanto médicos como empíricos que trabajan en centros estéticos, gimnasios e incluso peluquerías, que solo hablan del posible resultado final, omitiendo riesgos y efectos secundarios.

Y es que después de ir en busca de la perfección, muchas féminas se dan cuentan de que eran bellas antes del procedimiento. «Ahora tengo que usar una faja para que medio agarre forma el pompis. Ir a la playa será algo que no vuelva a hacer hasta que supere el trauma que sólo puedo esconder debajo de un blue jean grueso», refirió Cristina, quien aprovecha de contar su historia a sus allegadas para que no siga creciendo este negocio ilícito que ha marcado tantas vidas.

«Cuando pasas por esto darías la vida por retroceder el tiempo y jamás haber acudido en busca de algo que no necesitabas. La inconformidad con nuestro cuerpo y la vanidad, no están haciendo cometer estupideces en contra de nosotros mismos, al punto de incluso arriesgar nuestras vidas».

Johana Rodríguez / jrodriguez@diariolaregion.net/@michellejrl

Fuente: diariolaregion.net