Cirugía Plástica para todas las edades #CiruTips

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Unas orejas grandes, una nariz prominente y ganchuda o, incluso, el simple hecho de usar gafas o una talla de brasier con letras triples, puede desencadenar todo tipo de burlas y apodos de los compañeros de la escuela, desde Dumbo, hasta pelícano, pasando por DDD, ya sea niño o adolescente.

Los recursos de primera mano para solucionar algunos de estos problemas pueden incluir dejar crecer el pelo para tapar las orejas, usar ropa grande que cubra el cuerpo pero, en último caso, cuando el problema pasa a las burlas constantes, la solución podría estar en la cirugía plástica.

Pero, antes de optar por una solución radical, existe la duda de si es saludable que los adolescentes recurran a la cirugía para aumentar su estima propia. Por otra parte, su cuerpo y la imagen que ellos tienen del mismo puede cambiar a medida que maduran.

“De ahí que es tan importante en las consultas iniciales analizar las expectativas del paciente. A veces no es solo el problema físico, sino que hay algo psicológico de fondo; otras veces son los padres los que quieren que se les practique una determinada cirugía y los niños no’’, dice el doctor Anire Opaku, cirujano plástico, quien tiene su oficina en Brickell Avenue.

“Si realmente se trata de corregir un defecto que siempre les ha molestado, vale la pena la cirugía”, añade.

La mayoría de los cirujanos plásticos no están dispuestos a someter a un joven a un procedimiento invasivo sólo para que se vea más bonito o se parezca a su estrella favorita del cine o la televisión.

El problema más común entre niños y adolescentes, por el cual se considera una cirugía plástica, es el de las orejas demasiado grandes o paradas hacia delante; de ahí que la otoplastía, o cirugía que corrige su apariencia, sea una de las más comunes, de acuerdo con la American Society for Aesthetic Plastic Surgery (ASAPS)

“Es un defecto con el que a veces les resulta difícil lidiar a los adolescentes, aparte de que sus compañeros les ponen sobrenombres, muchos se quejan de que les dan golpecitos con los dedos en las orejas’’, comenta Opaku.

“Incluso, hace un tiempo, los padres trajeron a mi consulta a una niña de cuatro años que ya era consciente de que sus orejas eran muy grandes porque se lo habían repetido sus compañeros en la escuela preescolar’’, añade el cirujano, cuyos pacientes más jóvenes han sido bebés, pero exclusivamente en caso de reconstrucción de labios y paladares con deformaciones.

De ahí que la otoplastía se practique a edades tempranas, después de los seis años de edad, cuando se considera que las orejas casi han alcanzado su total desarrollo y porque muchos padres prefieren que sea antes de que sus hijos entren al colegio y así evitar las burlas.

“La otoplastía, por otra parte, tiene mejores resultados cuando se practica a los niños hasta los 14 años, entre más joven el niño es más fácil moldear el cartílago y la recuperación es más rápida; pero aunque necesiten realmente la cirugía, es importante que tengan apoyo psicológico, una cirugía por sí sola no incrementa la autoestima”, destaca el doctor Leonard Tachmes, quien tiene su oficina en Miami Beach.

En el segundo lugar de popularidad, de acuerdo con la ASAPS, figura la rinoplastia, un procedimiento que permite cambiar la forma de la nariz, ya sea para reducir su tamaño, afinarla o arreglar otras deformidades.

Los mejores candidatos, consideran los especialistas, son aquellos que han pasado la pubertad, entre los 12 y los 17 años, que es la edad cuando usualmente la nariz cambia dramáticamente de tamaño.

Para las jovencitas, tener un busto muy pequeño puede ser motivo similar de vergüenza que tenerlo demasiado grande.

“Especialmente buscan la cirugía de reducción porque tienen problemas de dolores de espalda o cuello y no se sienten cómodas en los deportes. Es más difícil que tener poco porque no lo pueden ocultar fácilmente”, dice Opaku.

“También he tenido casos, como el de una jovencita de 15 años, que tenía un busto asimétrico, específicamente un seno más grande y caído que el otro. Le hice un levantamiento y reduje el más grande para hacer la cirugía mínina; hay que advertir que esta cirugía puede tener repercusión en la futura capacidad de amamantar, porque implica cortar tejido”, explica Opaku.

La cirugía de implantes, al igual que la liposucción, son procedimientos que él sólo se practican después de los 18 años.

La edad para practicar la reducción de seno es similar a la de la rinoplastía, después de la pubertad, cuando ya se han dado los cambios en el cuerpo y se toma en cuenta si hay exceso de peso.

En el caso de la ginecomastía, o abultamiento en el pecho de los muchachos, Opaku opina que antes de practicar una reducción lo conveniente es dar un tiempo de espera.

“Generalmente desaparece sola en cuestión de dos años”, indica.

Todas las cirugías, por pequeñas que sean, conllevan algún tipo de riesgo.

“Los padres deben estar al tanto de estos riesgos. De ahí también la importancia de elegir un cirujano certificado por el Board de Cirugía Plástica y Reconstructiva/Board of Plastic and Reconstructive Surgery, que garantiza que ha tenido años de entrenamiento en el área. Hay médicos que pueden practicar ciertas cirugías cosméticas, pero no son especialistas en la materia”, aclara.

Aunque a menudo se habla de auge en las cirugías plásticas entre niños y adolescentes, de acuerdo con estadísticas de ASAPS en el 2010, el número de cirugías cosméticas entre adolescentes y menores de 18 descendió en un 38 por ciento entre el 2008 y el 2009.

Fuente: elnuevoherald.com